Accesibilidad en los comercios: mejores prácticas
La accesibilidad universal es una condición imprescindible que deben cumplir los comercios y demás establecimientos abiertos al público para que estos puedan ser utilizados por las personas con discapacidades o diversidad funcional de forma autónoma, segura y normalizada.
Un comercio o establecimiento público se considera accesible cuando sus características permiten a todas las personas, con independencia de sus capacidades, acceder al local o establecimiento, circular, orientarse, identificar, entender y hacer uso de los servicios y equipamientos disponibles, y además, comunicarse con el personal de atención al público.
La accesibilidad es una obligación legal. Diversas normativas estatales y autonómicas exigen a los comercios y establecimientos de uso público cumplir con unas condiciones mínimas de accesibilidad que varían según la tipología de los establecimientos.
Sin embargo, un comercio accesible no beneficia únicamente a las personas con discapacidad. La accesibilidad dota al comercio o establecimiento de una mejor calidad, ofreciendo un entorno, producto o servicio más confortable y fácil de utilizar para todas las personas.
Además, mejora la imagen de las empresas, ya que les identifica como “socialmente responsables”, factor determinante para muchos consumidores -discapacitados o no- a la hora de completar su proceso de compra.
A día de hoy, cada vez son más los comercios que facilitan los accesos a las personas de movilidad reducida. Prácticamente todas las grandes superficies cuentan con varios ascensores, rampas salvaescaleras y accesos que favorecen el uso de sus instalaciones a todo el mundo.
Sin embargo, la instalación de un ascensor supone una gran inversión que para comercios más pequeños no es posible asumir. Por otro lado, existen comercios de dos plantas donde, por cuestión de espacio, es prácticamente imposible instalar un ascensor.
Afortunadamente, existen soluciones para todos los espacios y presupuestos. Las plataformas subeescaleras y las sillas salvaescaleras son, sin duda, una gran solución.
Estos sistemas son 100% adaptables a cualquier tipo de escalera. Su único requisito básico es la necesidad de una toma de corriente próxima a su lugar de instalación. Otra de sus principales ventajas es el precio, siendo extremadamente rentables desde su adquisición. Por último, cabe destacar la facilidad de su colocación, ya que no se necesitan más de dos días para ser instaladas.
Todos juntos debemos trabajar por un futuro completamente accesible.